La historia de Isis y Clàudia, su cuidadora, es como la historia de muchos barferos, pero también es es única a la misma vez.

Una historia de perseverancia, de superación de miedos, de la búsqueda de lo mejor para nuestros amados peludos. Isis y Clàudia han pasado por mucho juntas y Clàudia ha querido compartirnos su historia con la esperanza de que sirva de guía y de ayuda para todos aquellos que quieren dar el paso pero aun no se atreven. Y también para los que han empezado y se sienten un poco perdidos.

Tuve MUCHÍSIMAS dudas. Leía y releía de todo, opiniones, artículos de prestigiosos veterinarios, experiencias de muchos valientes que daban BARF a sus perretes, otras que incriminaban este tipo de alimentación por razones muy variadas, etc.

Su historia nos enseña que la perseverancia da frutos y que sí podemos mejorar la salud y la vitalidad de nuestros perros a través de una alimentación sana y fresca.

Y ya no me enrollo más, os dejo con Clàudia:

«Os pongo en antecedentes. Mi perreta se llama Isis, y es una maravillosa galga de 2 años. Llegó a nuestra casa adoptada de Jaén con un carácter un tanto neurótico, se la veía con mucha ansiedad y descontrol. Para colmo venía con ansiedad por separación junto una tendencia a la destrucción por aburrimiento. Ahí no acababa la cosa, después de unas semanas empezó a desarrollar una especie de alergia ambiental. Nos pateamos todos los veterinarios posibles, porque la alternativa que nos daban era glucocorticoides de por vida. Nos recomendaron el mejor pienso superpremium del mercado, el cual compramos sin mucho éxito. Contactamos con varios etólogos, para pedir opinión. Yo sólo quería entender a Isis, saberla escuchar y entonces poder ayudarla. A parte del gran gasto económico, lo peor fue nuestra frustración, nerviosismo e inquietud ante la situación.

Llegó el día en que me empecé a informar sobre la alimentación. Pensé: “Si lo que comemos nos afecta tanto a nosotros (seres humanos), ¿cómo puede contribuir lo que come Isis a su estado de ánimo, a su energía y a su salud?”. Así empecé a conocer BARF.

Observé cómo el mercado “piensero” te vende la idea de que “si no le das pienso a tu perro no estará recibiendo todos los nutrientes necesarios para su organismo y las bacterias de la carne le harán enfermar»

Tuve MUCHÍSIMAS dudas. Leía y releía de todo, opiniones, artículos de prestigiosos veterinarios, experiencias de muchos valientes que daban BARF a sus perretes, otras que incriminaban este tipo de alimentación por razones muy variadas, etc. Observé cómo el mercado “piensero” te vende la idea de que “si no le das pienso a tu perro no estará recibiendo todos los nutrientes necesarios para su organismo y las bacterias de la carne le harán enfermar” o “tu perro se volverá agresivo porque come carne cruda” o uno de los mitos más terroríficos como es el de “tu perro morirá atragantado y desgarrado por los huesos de pollo” (ahora sé que crudos no tienen ningún peligro).

Me uní a varios grupos y comencé a investigar. Gracias a dios, en uno de los post en el cual me atreví a publicar,  un ángel caído del cielo, Lourdes, me ofreció su ayuda. Con la ayuda de sus ánimos y apoyo constante me animé a empezar con BARF. Para mí fue muy importante estar informada continuamente ya que me entraron muchas dudas y realmente cuando empecé no sabía si lo estaba haciendo bien.

Al principio fue duro, prepararlo me costaba una barbaridad, siempre con la báscula, corriendo a la casquería porque no tenía HC suficientes o vísceras o verduras, etc. Para más inri, Isis no quería comérselo, me lo escupía como diciéndome “esto te lo comes tu, dame mis bolitas adictivas”. Me costó mucho trabajo y esfuerzo que se adaptara a la dieta. También me asustaron algunos síntomas de desintoxicación, aunque no tuvo muchos, pero que con la información necesaria, se entiende que simplemente se desintoxica el organismo, igual que nos pasaría a nosotros. Intenté no alarmarme demasiado, sólo observar (aunque no siempre lo conseguí).

Pero seguí, algo me decía que estaba haciendo lo correcto incluso ni cuando Isis quería comer BARF, ni mi entorno estaba de acuerdo conmigo.

El remate final fue que mi entorno fue muy poco respetuoso con mi decisión. Oía de todo; que si “la vas a matar”, que si “pobre perro, que no es un juguete”, que si “el pienso es lo mejor que le puedes dar, no te la juegues”, etc. Pero seguí, algo me decía que estaba haciendo lo correcto incluso ni cuando Isis quería comer BARF, ni mi entorno estaba de acuerdo conmigo.

A la larga, y gracias al respaldo de Lourdes y a mi propia experiencia, he ido cogiendo confianza, sobre todo por los resultados que hemos ido experimentando:

  • Ahora disfruta de su nueva comida y no quiere nada más.
  • Las alergias han desaparecido por completo, se le han cerrado las heridas y luce un cuerpo de escándalo.
  • Las heces no huelen, son pequeñas y duras. Aprovecha casi todo lo que come.
  • Su energía se ha equilibrado. Ese descontrol, esa ansiedad, ha desaparecido. Ni etólogos ni piensos superpremium, sólo con la alimentación y paciencia, su carácter ha cambiado. Aclaración: hemos hecho mucho para educar a Isis, pero hasta que no hemos cambiado la alimentación no ha estado receptiva a hacer dichos cambios.
  • Le ha salido pelo nuevo, en todo el cuerpo. En las zonas que se la había caído y en las que no. Le brilla y está muy suave.
  • Los dientes parecen recién salidos de una limpieza dental, cada día más blancos y más limpios.
Ya no me cuesta tanto preparar las raciones, porque se automatiza. Sólo hay que ser consciente de que hay unos porcentajes y unos suplementos indispensables, que hay que ir ajustando a cada perrete.

Estos son, entre otros más imperceptibles, los cambios que ha dado Isis y que a nivel general, nos ha dado una mayor tranquilidad y bienestar a toda nuestra familia. Ahora, después de ver todos los resultados, mi entorno me respalda con la alimentación y mi galguita está feliz. Ya no me cuesta tanto preparar las raciones, porque se automatiza. Sólo hay que ser consciente de que hay unos porcentajes y unos suplementos indispensables, que hay que ir ajustando a cada perrete. El resultado, un perro no humanizado, equilibrado y feliz.»