Una vez que nos hemos convencido de que lo mejor para nuestras mascotas es una alimentación natural y nos hemos informado de cantidades y proporciones adecuadas, nos lanzamos a la compra y decidimos empezar. Y nos asalta una duda. ¿Cómo hago el cambio de comida artificial (pienso) a comida natural?
En este post os voy a hablar de 2 formas de hacerlo. Es un tema controvertido (como muchos en esto de la alimentación natural), así que os presentaré 2 de las formas más recomendadas, especialmente por el veterinario Ian Billinghurst, primer promotor de esta dieta, y mis favoritas.

NOTA: Es importante aclarar que esto es para perros sanos, adultos y que no están en condiciones fisiológicas especiales como, por ejemplo, preñez, lactancia, edad muy avanzada, inmunodepresión, con patologías gastrointestinales, etc.

Cambio Gradual

Se basa en hacer el cambio de pienso a alimentos naturales en un plazo de una semana.
– Empezaremos dando la mitad de la ración habitual de pienso, y la mitad de la ración apropiada de acuerdo a nuestro perro de BARF (jamás mezcladas, por ejemplo, las croquetas por la noche y BARF por la mañana)
– Habrá que dejar siempre un espacio de 8-10 horas entre comidas diferentes (el pienso tarda unas 6-8 horas en digerirse)
– A medida que pasen los días, iremos reduciendo gradualmente la cantidad de pienso y aumentando la de BARF, hasta que al final de la semana ya demos únicamente BARF.

Cambio Radical

– Le dejaremos 1 día de ayuno, con agua siempre disponible pero nada de pienso. Luego de esas 24 sin comer, le daremos alimentos naturales. Así de simple.

Yo siempre he hecho el cambio radical con mis perros y no presenta ningún problema, pero dependerá de tu perro. Especialmente en cachorros, que no llevan años comiendo pienso, es muy fácil. Ten en cuenta que puede que le dé un poco de diarrea por el cambio (suele suceder más con el cambio gradual) o que veas cacas con mucho moco, pero esto es normal.

Si la diarrea tiene sangre, es muy fétida, es explosiva o se prolonga más de 3-5 días puede que tenga otro problema (no relacionado con la dieta, pero acelerado por el cambio de dieta) y lo ideal es que lo lleves al veterinario inmediatamente.

En otro post os hablaré del cambio con dieta blanda, especialmente indicado para peludos con problemas gastrointestinales crónicos o recurrentes.

Varias consideraciones para el cambio

– Ya sea gradual o radical se recomienda empezar con un solo tipo de carne, por ejemplo, pollo (alas, cuellos, carcasas, mollejas), además de los vegetales. Esto se puede mantener durante una o dos semanas y luego introducir otras carnes, por ejemplo, cerdo, cordero, pescado, ternera, etc. gradualmente. El hígado y otras vísceras, depende del perro, pueden dar problemas de aceptación. Si te pasara esto, simplemente mézclaselo con yogurt y vegetales en una licuadora (crudo), o también puedes pasarlo un poco por la sartén u horno y cada vez se lo cueces menos. El yogurt es un gran aliado durante el período de desintoxicación. Dáselo durante al menos una semana para ayudarle a mantener o repoblar su flora intestinal.

– Es importante recordar que hay perros que son “adictos” a la comida procesada y, para sorpresa nuestra, cuando les ofrecemos una carcasa de pollo suculenta, no les hace ni pizca de gracia. La huelen, lamen, incluso juegan con ella y luego la dejan como diciendo “No, gracias”. Dale tiempo. Vienen de comer un alimento cargado con sal, azúcar, saborizantes y colorantes artificiales y puede que la comida cruda le cueste un poco al principio. Puede que haya ciertas carnes que no les gusten tanto como otras sobre todo al principio. Ten paciencia. Si no lo quiere retíraselo y vuélveselo a ofrecer pasadas unas horas. Normalmente, en menos de 24 horas ya estarán agradeciendo su nuevo menú.

– Al principio vigila que mastique bien los huesos, sobre todo si es un perrete un poco tragón. Empieza, dependiendo de su tamaño, con alas y cuellos de pollo y o si es un perro grande, directamente con carcasas. Si es tragón dale piezas más grandes, por ejemplo, las alas pegadas a la carcasa, para que se vea obligado a masticarlas. No caigas en la tentación de cortárselo en trozos pequeños. Lo mejor es que el pedazo sea lo suficientemente grande como para que no pueda tragárselo y lo tenga que masticar. Otra forma, si tu perro no es agresivo con la comida, es que cojas la carcasa con tu mando de un lado y no la sueltes, así van a prendiendo a masticar.

– Encontrarás otras formas de cambio gradual que duran meses, e incluso personas que dan una dieta “mixta” durante un período prolongado de tiempo. Particularmente no recomiendo estos regímenes mixtos durante tiempos prolongados puesto que suelen presentar mayor posibilidad de alteraciones gastrointestinales. El cambio a comida natural implica un período de desintoxicación que no se puede llevar a cabo de forma completa cuando mantenemos al perro en una dieta mixta, porque seguimos dándole una ración diaria de un alimento del que precisamente queremos desintoxicar al organismo. El miedo a que el perro “no reciba todo lo que necesita” es lo que suele impulsar a estar personas a mantener una dieta mixta. Pero esto es ilógico si partimos de la premisa que el pienso no proporciona todos los nutrientes y mucho menos, si entendemos que mucho de lo que proporciona no es asimilado por el organismo.

Cuanto antes dejemos de suministrar al organismo de nuestro perro este alimento “muerto”, antes se deshará de sus efectos tóxicos y antes comenzará a disfrutar de una dieta que sí le proporciona nutrientes “vivos” y con un altísimo grado de digestibilidad y absorción.